Algunos de los mejores recuerdos de nuestra niñez tienen a la bicicleta como compañera de aventuras. Con la llegada del buen tiempo y las vacaciones eran nuestro medio de transporte favorito. Quizás en otoño e invierno nos olvidábamos un poco de las dos ruedas, pero algún que otro fin de semana volvíamos a dar pedales.
Por la televisión vimos a muchos de nuestros ídolos del ciclismo cabalgando montañas. Minutos después nos subíamos a la bicicleta tratando de emular a esos grandes campeones mientras soñábamos en ser como ellos y ascender algún día esas duras rampas.
Las bicicletas y el ciclismo han formado parte de nuestros primeros años de existencia y, aunque los tiempos han cambiado, aún siguen siendo parte fundamental en la vida de las niñas y niños. Quizás no tanto como antes porque hasta 2020 los datos de venta de bicicletas no eran positivos, pero la Covid-19 lo ha cambiado todo y puede que la renovada pasión de pequeños y mayores por montar en bici haya venido para quedarse.
En artículos anteriores ya te hemos hablado sobre los efectos positivos del ciclismo para los adultos. Vamos a hablar ahora de los beneficios que tiene para las niñas y niños, desde que empiezan con las bicis sin pedales hasta que comienzan la adolescencia:
Para el cuerpo y para la mente
Como otras actividades físicas y otros deportes, montar en bici o practicar ciclismo es un hábito muy sano.
Acompañado de una alimentación saludable ayuda a fortalecer el cuerpo de los niños reforzando sus músculos y su estructura ósea.
Las articulaciones están protegidas porque en el ciclismo no hay impactos como en el fútbol o en el atletismo.
Refuerza el sistema inmunológico porque para andar en bici hay que salir al aire libre. Convenientemente vestidos y equipados, los niños y niñas disfrutan del frío y del calor tanto como nosotros.
El ciclismo también implica que tengan más actividad física. Algo que es bueno tanto para niños que son poco activos, como para niños que no paran quietos. Dales una bici y verás que forma de gastar rueda.
Esta actividad provoca que tengan una buena salud cardiovascular, un sistema respiratorio sano y menor posibilidad de ser obesos, uno de los grandes problemas de los niños en las últimas décadas.
A nivel motor, montar en bici mejora la coordinación, el equilibrio y la concentración. Solo hay que ver a esas criaturas sobre las bicicletas sin pedales lanzándose por los parques como si lo hubieran hecho toda la vida. Después aprenden a dar pedales con ruedas auxiliares, y sin ellas, tardan minutos en coger el equilibrio y la coordinación correcta gracias a las push-bikes.
Según aprenden a andar y manejar la bici, y van consiguiendo pequeños retos, su autoestima y confianza aumenta. Acuérdate de la primera vez que diste pedales sin ruedas auxiliares o cuando lograste soltar las manos del manillar.
La mejora en el estado de ánimo que produce montar en bicicleta es algo que no solo sentimos los adultos. Los pequeños también lo experimentan porque ellos también sufren estrés y ansiedad, y muchas veces por culpa de los propios adultos. ¡Qué mejor que una vuelta en bici en familia para liberar tensiones y despejar la mente!
Competir y respetar
La gran mayoría de niñas y niños vienen con el gen competitivo de serie. Puede notarse más o menos, pero a casi todos y todas les gusta competir y por supuesto ganar. La bicicleta es pura competición, carreras por doquier. Si compites puedes ganar o perder, puedes enfadarte si pierdes y celebrar la victoria si ganas, pero ninguna de las dos cosas te asegura el siguiente triunfo así que el ciclismo no solo te enseña a competir, a saber ganar y perder, a valorar en su justa medida las victorias y las derrotas, sino que también fomenta el esfuerzo, la constancia, el compañerismo, el trabajo en equipo y la fuerza de voluntad.
Al ser un medio de transporte limpio, la bicicleta es una buena herramienta para fomentar en las niñas y niños una conciencia ecológica. Si la infraestructura de tu zona lo permite, puedes llevarlos al cole en bici, ir a la compra con ellos o realizar cualquier otra actividad para que ellos después vean el uso de la bicicleta lo más normal del mundo y terminen realizándola de forma autónoma.
De paso pueden ir aprendiendo a desenvolverse por la ciudad. No solo conociendo las normas de tráfico y circulación sino también las reglas no escritas de convivencia y respeto con otros ciclistas, deportistas, peatones y conductores.
Circular en bici por la ciudad no solo mejora su concentración porque tienen que estar atentos a su entorno, sino que también ayuda a que sean pacientes y tolerantes, ambas cosas muy importantes para su educación y desarrollo.
Cuando el ciclismo es de montaña o se practica en un entorno verde urbano, el ciclismo fomenta en los niños el cuidado por la naturaleza. Es un buen momento para enseñarles que tienen que respetar el entorno, disfrutar sin ensuciar y sin molestar la vida salvaje que les rodea, dejando la menor huella posible en el hábitat para poder volver y para que otros también puedan disfrutar.
Socializar
Los peques desean pasar tiempo con sus padres, sus abuelos y con el resto de la familia. Les encanta sentirse libres al mismo tiempo que están con sus seres más queridos, así que salir a dar pedales con los niños es una buena forma de hacer una actividad de ocio en familia. Simplemente hay que buscar la ruta adecuada para el nivel de cada niño, recurriendo a todo tipo de accesorios para que disfruten dando pedales o sin darlos. Tienes sillas o remolques para cuando son muy pequeños. Cuerdas elásticas o barras de tracción cuando ya dan pedales pero aún no están preparados física y técnicamente. Poco a poco. Recuerda que nadie quiere volver a subirse a una bici si lo pasa mal desde el primer minuto. Por eso es importante ir progresando en la dificultad y planteando retos a los pequeños para que puedan enfrentarse a sus primeros desafíos. Esto irá mejorando su autoestima, su confianza y su estado de ánimo.
Para los niños es tan importante compartir tiempo con sus padres como con otros niños. Es una forma de socializar fundamental para su desarrollo. Los más pequeños comparten e intercambian sin “muchos” problemas sus push bikes o bicicletas sin pedales en el parque. Los más grandes, casi ya adolescentes, escapan del nido poco a poco desplazándose a dos ruedas. Todos encuentran en las bicis una manera de conocer nuevos amigos fuera del círculo familiar y de reforzar relaciones con personas que comparten sus mismos intereses. Todo ello mientras realizan una actividad física saludable.
Si quieres que tus hijos usen la bicicleta o practiquen ciclismo tienen que divertirse haciéndolo. Han de pasarlo bien montando en bici y que no sea una obligación sino un juguete para su desarrollo, una forma de aprender, la excusa para pasar tiempo con mamá y papá. Por tanto, si eres ciclista y te apasiona la bicicleta, nunca debes forzar a los peques a practicar tu deporte porque tú lo hagas. Si realmente quieres que se enganchen a la bici debes enseñar y estar siempre ahí para darles apoyo y ánimo. Si lo haces con tus compañeros de grupeta como no lo vas a hacer con tus hijos.
Para concluir piensa que los niños son adultos en pequeño. Cuando un adulto se compra un juguete nuevo, lo busca de su talla y a su gusto. Los niños y niñas igual. Es más, parte fundamental para que ellas y ellos se diviertan es que tengan una bicicleta adecuada para su edad o altura, y a su gusto. Si no sabes qué talla necesita tu peque visita nuestro artículo sobre las tallas y ahí encontrarás una pequeña guía por edades y alturas. Y si quieren empezar a dar pedales sobre Peppa Pig, Pocoyo, Bob Esponja o un personaje Disney, recuerda la frase de Oscar Wilde: “The best way to make children good is to make them happy”.