En Siroko tenemos varios productos de ropa y equipamiento para ciclismo cuyos nombres hacen que los aficionados a este deporte empiecen a verlo todo en rosa. No solo porque algunos de ellos sean de ese color sino porque esos nombres hacen referencia a lugares emblemáticos del Giro de Italia. Hoy vamos a hacer un encadenado Gavia-Mortirolo, bastante habitual en la corsa rosa.
Empezamos con el Passo Gavia, al que le dedicamos unas gafas Siroko de ciclismo de la colección K3, rosas como no. Porque de rosa se vistió el americano Andrew Hampsten tras una épica y terrible jornada de nieve y frío helador en el Giro de 1988. Hoy en día esa etapa no se hubiese disputado, pero aquel día la organización no la anuló a pesar de la previsión. Quizás quisieron brindar un espectáculo televisivo emulando a los gladiadores de la Antigua Roma. Si ese fue su objetivo, lo lograron a medias porque las condiciones no permitieron transmitir en directo lo que sucedió en el Gavia, pero si a los temblorosos ciclistas en la llegada:
El Gavia es un coloso. 20 kms desde Ponte di Legno, 1300 metros de desnivel y 6,6% de media. No parece tanto, pero es que los 6 primeros kms son “sencillos”. Los 14 siguientes son al 8,5% de desnivel medio con rampas del 10% y en 1988 con tramos de tierra (se asfaltó por completo a finales de los 90).
La previsión no se equivocó. Lluvia y frío para arrancar. Los corredores subieron y bajaron Aprica. Congelados tras el descenso, algunos ya llevaban cara de estar viendo un fantasma. Al poco de comenzar el Gavia comenzó a nevar y según ascendían hacia los 2621 metros, más frío y más nieve. -5º en la Cima Coppi de aquel año. Hampsten dijo que se sentía como en casa, cuando iba a la escuela nevando por caminos de grava en Colorado. Corona con una ventaja de 47 segundos sobre la maglia rosa, el italiano Franco Chioccioli. Pero la mayor ventaja del americano no eran esos segundos, era la preparación previa de la etapa que había realizado el equipo. El manager Jim Ochowicz y el director Mike Neel fueron previsores y compraron ropa de nieve para sus corredores el día antes. En la cima del Gavia, Ochowicz se había adelantado para darle a Hampsten más abrigo y bebida caliente de cara al descenso.
El americano se tiró por la carretera de tierra del Gavia a lomos de su Huffy del 7-Eleven que en realidad era una bicicleta Land Shark hecha a medida por el artesano americano John Slawta, un hombre de confianza de Hampsten desde sus años en el equipo Leví ‘s Raleigh. La planificación del equipo marcó la diferencia respecto a Chioccioli, porque cuesta arriba, en máximo esfuerzo, el ciclista no nota tanto el frío. En cambio, cuesta abajo, el frío fue el gran enemigo del italiano. Aunque ya te hemos contado que hay ciclistas que pasan mejor el frío que otros. Erik Breukink (aquí abajo), con guantes cortos y con una gorra, terminó ganando la etapa tras coger a Hampsten en el final del descenso a Bormio.
El descenso fue tan helador que el belga Johan Van der Velde, que había coronado el primero el Gavia en manga corta, tuvo que parar para entrar en calor, y volver a subir a la cima para abrigarse. Perdió 47 minutos. El líder, Franco Chioccioli, llegó a 5 minutos. La cara lo dice todo.
Al italiano no le hubiese venido nada mal la ayuda de una chaqueta de invierno como las de Siroko para afrontar los 26 km desde la cima hasta Bormio. Incluso el modelo de gafas Siroko K3 Gavia con la lente antiniebla le hubiese ayudado a ver un poco mejor en la bajada además de que le habrían quedado muy bien con la maglia rosa que perdió aquel día frente a Hampsten. La valentía del americano junto con la planificación del equipo y un buen equipamiento lo convirtieron en el primer y único estadounidense en ganar el Giro. ¿Podrá convertirse el joven Brandon McNulty en el segundo en hacerlo ganando la edición de 2021? Quién sabe. Lo que es seguro es que el Gavia no va a ser juez en esta edición porque no está presente en la corsa rosa, tampoco la siguiente y temida ascensión.
Al Mortirolo le dedicamos un culote de una comodidad extraordinaria, con una badana suave y transpirable y unos tirantes ligeros y firmes para mantener el culote bien ajustado y que no se mueva cada vez que te retuerzas encima de la bici. Porque retorcerse es lo que hacen los ciclistas en subidas como el Mortirolo. Una ascensión tan brutal como visitada por cicloturistas y por aficionados al ciclismo que se agolpan en sus cunetas cuando pasa el Giro.
Para los profesionales es una penuria, lo odian. Si pudieran, escogerían otros colosos alpinos cercanos en lugar de tener que enfrentarse a las rampas del Mortirolo. El sprinter Mark Cavendish dijo de el: “Es salvaje, jodidamente salvaje, increíblemente empinado y sigue y sigue. Si me pidieras tres palabras para resumirlo, diría empinado, largo y asqueroso”. Geraint Thomas lo describe así: “Hay puntos en el Mortirolo en los que te preguntas si alguna vez terminará. Subes tan despacio que tu Garmin se detiene automáticamente, suponiendo que te has parado».
Lo cierto es que es una ascensión bastante moderna porque no se subió por primera vez hasta el Giro de 1990 y no fue por su vertiente más conocida, sino desde Monno. Al año siguiente se estrenó la durísima subida desde Mazzo y con ella se dio el banderazo de salida a toda una serie de nuevas ascensiones que para muchos aficionados son “cuestas de cabras” (L’Angliru, Zoncolan… y hasta donde llegue el hormigón y la imaginación de los organizadores). En el caso del Mortirolo no van muy desencaminados porque antes de ser asfaltado era un camino usado por los pastores para subir el ganado a los pastos.
Imagínense la sorpresa de los ciclistas en 1991 al enfrentarse al durísimo ascenso por Mazzo con un plato pequeño de 42 dientes y el piñón más grande de 24 dientes. Hay que comer mucha bresaola della Valtellina para que los músculos no te exploten con esos desarrollos. Para comparar: en las últimas ocasiones que se ha subido, los ciclistas montaban un plato pequeño de 34 dientes y un piñón grande de 30. Así que si en algún momento se te ocurre visitarlo, mejor que vayas equipado con el desarrollo adecuado y te armes de paciencia. Se agarra, oyes como el neumático fricciona con el asfalto rugoso, parece que la bici no avanza. Es magnetismo, se llama gravedad.
La cabra tira al monte y no siempre va por el mismo camino, ni todos los pastores viven en el mismo pueblo así que, además de las dos vertientes mencionadas también hay más opciones de ascenso. Una de ellas, desde Tovo di Sant’Agata, se hizo en el Giro de 2012. Posiblemente es aún más dura que la de Mazzo porque el desnivel medio sería superior de no ser por casi un par de kms de descenso que hay a 5 kms de la cima.
- Subida desde Monno: 12 km, desnivel 1000 m, altitud máxima 1852 metros, pendiente máxima 16%, pendiente media 7,5%
- Subida desde Mazzo: 12,2 km, desnivel 1307 m, altitud máxima 1852 metros, pendiente máxima 20%, pendiente media 10,7%
- Subida desde Tovo di Sant’Agata: 12,5 km, desnivel 1323 m, altitud máxima 1852 m, pendiente máxima 23%, pendiente media 10,6%
A mitad de la subida desde Mazzo, en Piaz de l’Acqua, hay una escultura en homenaje a Marco Pantani y su exhibición de 1994. 5 años después Pantani se preparaba para ascenderlo de nuevo cuando fue descalificado tras un análisis de sangre en el que su hematocrito superó el 50%. La mafia fue la responsable, dijo la justicia muchos años después. Il Pirata pirateado.
A 2 etapas para el final del Giro de 1996 el español Abraham Olano se había puesto de líder tras una contrarreloj. Antes de la llegada a Milán “solo” quedaba una salvajada de 250 km y 6000 metros de desnivel que empezaba con el Passo della Mendola, continuaba con el Passo del Tonale y terminaba con el encadenado de hoy, Gavia-Mortirolo, a 30 km de la meta en Aprica. Olano aguantó hasta el Mortirolo, y allí finalmente sucumbió a la gravedad de sus más de 70 kilos frente a los sesenta y poco de los rusos Tonkov y Ugrumov, y los italianos Gotti y Zaina. Perdió el Giro y se mantuvo en el tercer cajón del podio por solo tres segundos. Este año el Mortirolo no podrá ser decisivo en la corsa rosa, tampoco el Gavia, pero seguro que lo serán el Zoncolan, Pordoi, San Bernardino, Giau…y otras grandes ascensiones del Giro 2021.