Seguramente cualquier persona, ciclista o no, que ande en bici en invierno ha sentido en algún momento frío en el cuerpo, sobre todo en los pies y las manos. En la mayoría de los casos se debe a que la equipación o los accesorios no son los adecuados y tiene fácil solución: Usar ropa y accesorios de ciclismo específicos para el frío y vestirnos por capas.
En ocasiones, incluso yendo perfectamente equipados, tenemos esa incómoda sensación de frío que puede llegar a suponer un problema para controlar y manejar la bicicleta. Aquí el abanico de causas se amplía: una mala circulación sanguínea, una posición incorrecta sobre la bicicleta que hace que la sangre no fluya bien, no comer o beber lo suficiente, o que simplemente el frío es extremo y hemos sido demasiado valientes. Todos, de una u otra forma, tienen remedio. Consultar a un médico, ajustar la bici, llevar comida y bebida suficiente o simplemente hacer ciclismo indoor. Si no te apetece quedarte en casa y quieres desafiar a los elementos aquí van unos cuantos trucos caseros para luchar contra el frío:
- Film transparente. Un par de vueltas por encima de la bota desde el empeine hasta la puntera son suficientes para aislar el pie y guardar el calor. Rompe la parte de cala y ponte el cubrebotas encima. Con esto y un buen calcetín térmico puedes aguantar temperaturas bajo cero sin problema.
Hay ciclistas que se ponen el film transparente por encima del calcetín antes de ponerse la bota. No es recomendable porque es bastante incómodo y el pie no transpira. Terminaría empapado. - Papel de aluminio. El mismo método que antes, pero en esta ocasión solo por la parte superior. En caso de emergencia también puedes usar la típica bolsa de aluminio de unos snacks salados.
No lo uses por encima del calcetín. Incómodo, cero transpiración y el papel de aluminio quedaría como confeti. - Cubre zapatos desechables de plástico. Esta es otra opción para proteger los pies si ninguno de los dos trucos anteriores te convence. No valen los de tela u otros materiales.
- Calentadores de pies y manos. No es la solución más ecológica y no duran eternamente, pero funcionan. Los de algunos fabricantes hay que usarlos sin que entren en contacto directo con la piel porque generan mucho calor.
Ponlos en el empeine o en la parte superior de la mano. También puedes poner uno en el bolsillo central de la chaqueta de invierno para que te caliente la columna vertebral.
No está de más llevar un par con los repuestos para que, si sufres alguna avería, puedas calentarte las manos mientras haces la reparación. Gato con guantes no caza ratones. - Cinta aislante. Tapa los huecos de las suelas de las zapatillas con ella y así evitarás que te entre el aire frío y el agua por debajo. También puedes usar masilla adhesiva moldeable, pero es un engorro quitarla cuando llega el verano.
- Calcetín usado o que no uses. Hazte una belgian bootie con unos calcetines de invierno viejos. Hazle un par de agujeros (para la cala y para el talón) y ya tienes cubre botas para cuando hace frío pero no demasiado. Cuando baje mucho la temperatura los puedes usar debajo del cubre botas de invierno.
- Anticongelante en las calas. Este truco es sobre todo para quienes hacemos ciclismo de montaña, ciclocros o gravel en el invierno. Si sales con temperaturas bajo cero y pasas por zonas donde hay agua o nieve, es muy probable que la cala o el pedal se queden atascados. Un poco de líquido anticongelante te evitará sustos.
- Guantes térmicos finos debajo de los guantes de invierno. Ya sabes vestirse por capas. No tienen por qué ser específicos para ciclismo. Lo importante es que sean térmicos y que cuando te pongas el guante de invierno tengas movilidad en los dedos y no te apriete el conjunto en exceso. Si no te circula bien la sangre terminarás pasando frío. Cuando compres el guante de invierno siempre es mejor que quede ligeramente holgado.
- Guantes de nitrilo. Nunca está de más llevar un par junto con los repuestos. Sirven para no mancharse mucho al reparar averías y para protegerte del agua usándolos por debajo del guante de invierno. Contra el frío no protegen mucho.
También sirven unos guantes de látex o, en caso de emergencia, lo que hay en las gasolineras. Todos a prueba de agua, aunque si te sudan mucho las manos terminarás mojado por dentro. - Gorro de ducha. Los ciclistas apasionados de la aerodinámica que se salten este truco. Son muy antiestéticos, pero si te los pones encima del casco te mantendrán la cabeza seca, y si te lo pones debajo del casco guardan el calor. Incluso puedes usarlos para los pies.
- Hojas de periódico. Un clásico del ciclismo que en la era del mundo digital aún se sigue usando, sobre todo en carrera cuando los profesionales coronan un puerto de alta montaña y van a empezar el descenso. Absorbe el sudor y protege el pecho.
Algo que también protege del frío, aunque no absorbe el sudor, es una simple bolsa de plástico. - Bidón isotérmico. Están pensados para mantener el agua fría en verano, pero si los llenas de agua caliente antes de salir puedes evitar esos tragos de agua helada. También puedes llenar un bidón normal con agua caliente antes de salir, pero no dura mucho si la temperatura es muy baja.
Para evitar que el agua se congele, una cucharadita de vodka. Solo una.
Si te gustan las infusiones puedes llenar el bidón isotérmico con tu infusión favorita. Otras ideas: un caldo, zumo de grosella negra y el xocolatl azteca. También es recomendable tener un bidón para el invierno que tenga tapón para la boquilla. Sobre todo para el MTB y el gravel. Así no tendrás que chupar suciedad.
Terminamos con una recomendación: Sal caliente de casa. Puedes hacer un poco de rodillo o algunos ejercicios de core para calentar. No los hagas con toda la ropa puesta porque sudarás en exceso. Una vez que el cuerpo esté caliente, abrígate de la cabeza a los pies para guardar la temperatura, y sal a dar pedales que en el invierno, siempre que las condiciones lo permitan, también se puede disfrutar de la bici cuando hace frío.