La gran mayoría de los ciclistas no tienen un jardín, un patio o una terraza donde lavar la bici con una manguera de agua sin presión, jabón líquido y cepillos/esponjas suaves. Sin esta posibilidad y sin lavaderos específicos para bicicletas, el método más rápido, sencillo y que mejores resultados proporciona es aprovechar la vuelta a casa después de dar pedales para parar en un lavadero de coches y darle un manguerazo a alta presión a nuestra querida bicicleta. Así, sin pensarlo, con jabón y tan fácil como insertar una moneda y exprimir los minutos para dejar la bicicleta impoluta.
El problema es que los fabricantes de bicicletas y componentes advierten claramente en sus manuales de uso que no se deben utilizar sistemas de lavado agresivos como es el agua pulverizada a alta presión de un lavadero de coches. Sus razones tienen, ya que el agua de las mangueras sale en torno a 90 bares o 1300 psi (en algunos casos puede que incluso más) y semejante empuje puede introducir suciedad y agua en muchas partes y componentes de la bicicleta, haciendo que estas se corroan, sufran daños o se desgasten más rápidamente. Esto no quita para que, con precaución y siguiendo los siguientes consejos, puedas lavar tu bicicleta sin dañarla en un lavadero de coche.
Sin prisas y con accesorios
Nuestra primera recomendación es que es mejor lavar la bicicleta más tarde y con cuatro simples accesorios que hacerlo a prisa y corriendo antes de llegar a casa. Mete unos guantes, un desengrasante, un cepillo y una esponja en una mochila y date una vuelta por la tarde u otro día hasta el lavadero de coches para darle a tu querida bici una limpieza como ella se merece. El resultado final es mejor, además de que cuidas la bici y ahorras dinero en el lavadero y a largo plazo prolongando la vida de los componentes.
Con los guantes no te ensucias. Aplicando el desengrasante a la transmisión y pasando un cepillo, la suciedad sale más fácil sin tener que acercar el chorro. Si remojas la bici con el agua del bidón y usas una esponja, puedes eliminar la suciedad en los componentes y accesorios donde tienes que tener más cuidado.
De lejos y en pasadas cortas
Para poder reducir los riesgos del agua a alta presión de las mangueras de los lavaderos de coches, no apuntes el chorro ni demasiado cerca ni demasiado tiempo sobre la bici y menos aún sobre determinadas partes y componentes que te comentaremos más tarde.
En una bici ligeramente sucia, la suciedad se va a ir con gran facilidad manteniendo la salida del chorro a 1,5 metros de distancia. En una bici muy sucia (grasa, barro…), es mejor hacerle el prelavado que te comentamos antes, para no tener que acercar y mantener el chorro de agua a alta presión sobre la suciedad hasta que desaparezca. Si no haces el prelavado y quieres eliminar toda la suciedad, es casi imposible hacerlo sin aproximar demasiado el chorro y mantenerlo unos segundos. En algunas zonas no va a pasar nada, pero en otras puede generar problemas, ruidos y averías. Por ejemplo, apuntar sobre un pequeño desconchón en la pintura del cuadro puede ocasionar que se levante aún más. Lo mismo puede suceder con las pegatinas que tenga el cuadro o los componentes.
No uses la opción con jabón
Puede que parezca una buena idea rociar la bici con el modo jabonoso del lavadero, pero recuerda que estás en un lavadero de coches y tu vehículo, aunque puede que tenga un motor, no tiene cuatro ruedas, ni un montón de chapa como protección. El jabón es específico para coches, por tanto nada recomendable para bicicletas. Si quieres usar algún líquido que te ayude a eliminar la suciedad, usa desengrasante específico como te comentamos en el primer consejo.
No apuntes a los componentes que giran
Pedalier, bujes, dirección, ejes de los pedales, pivotes de la amortiguación/flexión y rulinas del cambio trasero, sobre todo, pero también la cadena que es precisamente un componente sobre el que se incide mucho en la limpieza, acercando en exceso al chorro para eliminar grasa y suciedad acumulada, y que termina introduciendo agua y también suciedad en las articulaciones de la cadena.
A pesar de que a día de hoy la gran mayoría de los rodamientos son sellados y que, como puedes comprobar en el video de arriba, hay que ensañarse dura y directamente sobre ellos con el chorro a alta presión para introducir agua en ellos. Es mejor no apuntar directa y de cerca sobre ellos porque no todos los sellados son iguales (en algunos casos ni siquiera son sellados) y el sellado suele ser una simple goma que se degrada con el uso y el paso del tiempo.
En este otro video puedes ver que incluso con componentes nuevos, el chorro a alta presión es capaz de introducir agua en el pedalier, dirección y cuadro de la bicicleta.
Si quieres limpiar la cadena y toda la transmisión (platos, cassette y cambio trasero), haz el prelavado que te recomendamos y así no tendrás que acercar demasiado el chorro a la transmisión. Si aun así hay suciedad que se resiste, apunta el chorro de forma que evites los rodamientos. Es decir, en los platos apunta a los dientes hacia delante. En el cassette apunta a los dientes y hacia atrás. Mucho cuidado con las rulinas del cambio trasero porque los dientes están muy cerca de los rodamientos que las hacen girar y estos están bastante expuestos. Mejor cepillo y esponja, que chorro cerca a alta presión.
Lo mismo para la cadena, no te obsesiones con la absoluta pulcritud porque si está realmente sucia y con grasa acumulada incrustada, vas a necesitar un par de monedas para dejarla totalmente limpia. En cambio, dejando actuar el desengrasante unos minutos sobre la cadena y cepillándola bien junto con el resto de la transmisión, la suciedad va a salir mucho más fácil sin tener que someterla al castigo del chorro.
Cuidado con las horquillas y amortiguadores
En este video puedes ver como después de darle duro a una de las barras (stanchion) de la horquilla de amortiguación, sale agua de la botella (lower). En cambio, de la otra botella no sale nada porque el chorro se aplicó de lejos y de pasada. Por eso, y aunque hay elementos de sellado, los fabricantes de horquillas de amortiguación y amortiguadores no recomiendan usar agua a presión. Si lo haces, de lejos y de pasada. Tampoco apliques desengrasante ni el jabón de los lavaderos de coche. Lo recomendable es agua sola o agua con jabón neutro, y secar con un trapo suave y seco.
Atención a los componentes electrónicos
Hoy en día hay muchas bicicletas que incorporan cambios electrónicos y, aunque son a prueba de agua, los fabricantes advierten que no se use agua a presión para lavarlos. Así que cuidado con las manetas de cambio y el cambio trasero y delantero. Lo mismo para los potenciómetros y otros componentes electrónicos como el ciclocomputador, luces y cámaras. Ni que decir tiene que con las bicicletas eléctricas hay que tener también cuidado con el motor, batería, mandos, pantallas y demás elementos electrónicos.
Secado y lubricado
Para empezar a eliminar el agua, levanta la rueda delantera y pon la bicicleta en vertical impulsándola hacia delante para hacer que rebote sobre la rueda trasera. Después haz lo mismo pero las dos ruedas en el suelo. A continuación gira la transmisión a toda velocidad en el sentido contrario a las agujas del reloj. Hazlo varías veces hasta que veas que ya no sale agua despedida. Ya te puedes montar en la bici y pedalear hasta casa porque en el trayecto el viento ayudará a que se seque. De todas formas, al llegar a casa repasa con un paño seco toda la bici y usa uno aparte para la transmisión. Presta especial atención a todas las rendijas, orificios y tornillos. Una vez seca, aplica una fina capa de lubricante a la cadena. No pongas demasiado y, tras 15 minutos, retira el exceso con un papel porque la suciedad se pega fácilmente a una cadena pringosa.
Siguiendo estos consejos no tienes por qué preocuparte si lavas tu bicicleta en un lavadero de coches. De todas formas, nunca está de más hacer un repaso general a la bicicleta para identificar daños o corrosión, desmontar la transmisión, dirección, bujes y todo lo que tenga rodamientos para revisar y engrasar. Si no te atreves, lleva la bici a tu taller de confianza para un mantenimiento general y así te evitas problemas y, a la larga, ahorras dinero.